Los datos son evidentes, la subida del precio de la energía y las materias primas está generando un efecto dominó en varios sectores productivos, y uno de los más afectados en nuestro país son las obras de construcción. Aunque no es el único sector, ya que empresas de casi todos los sectores están anunciando subidas de precios, paradas en sus fábricas e incluso problemas de stocks de cara a la campaña navideña.
Fernando Roig, presidente de la empresa cerámica Pamesa ha asegurado que "de pagar ocho millones al mes de gas hemos pasado a 32", y que ese aumento tan monumental tiene que verse reflejado en sus precios “aunque perdamos competitividad” tenemos que subir nuestros precios un 25% desde el próximo 1 de noviembre.
Mientras otras industrias, como la siderurgia tiene que parar ante el aumento del precio de la electricidad. Empresas vascas como Sidenor que ha anunciado que parará 20 días su plantilla ante el precio “desorbitado” de la energía. Pero no es la única acerera que ha anunciado paradas en su producción, también Arcelor y la Naval de Reinosa.
Materiales básicos como la piedra o la madera han sufrido subidas en sus precios de un 70 y 125%, respectivamente. Aumentos que generan encarecimientos que poco a poco se están dejando notar sustancialmente en todos los productos y servicios derivados, y en consecuencia sus contratos tienen que ser revisados al alza o incluso algunas empresas están renunciando a ellos.
La construcción muestra una situación excepcional con varios ingredientes que se han unido al mismo tiempo. Como refleja El Correo Gallego, la revitalización de las obras tras el parón de la pandemia parecía una excelente noticia para el sector, sin embargo han surgido varios problemas transversales y a la vez.
“La falta de personal después de la crisis de 2008 en la que muchos de los trabajadores se prejubilaron o buscaron trabajo en otro sector, y no se formó una nueva generación, de ahí que haya una importante escasez de mano de obra, que además se cotiza al alza, evidentemente.”
El otro hándicap para la construcción es “el incremento desmesurado de los costes del material, al que hay que sumar las dificultades para conseguirlos, derivadas del parón en la producción y las restricciones a la movilidad que todavía continúan existiendo a causa de la pandemia en todo el mundo.”
Además, esta situación está provocando demoras en las entregas de productos y materiales, “que pueden ir de promedio entre poco más de veintiséis días para el cemento, y hasta noventa en maquinaria y vehículos. Ochenta en el caso de la pizarra, y entre cincuenta y sesenta la madera y la piedra.”