Polémicas medidas para reducir consumos energéticos, mejoras en eficiencia energética y racionamiento. Es el nuevo escenario económico en el que muchos defienden que no hay que ahorrar más, hay que producir más energía limpia. Energía verde de las renovables.
Las nuevas medidas para paliar y reducir el consumo energético y las propuestas para mejorar la eficiencia energética anuncian un drama ya conocido: el cambio climático nos va a costar cada día más dinero.
Apagar las luces de los edificios públicos no ocupados y los escaparates de los comercios desde las 10 de la noche, quitarse la corbata, fomentar el teletrabajo,… son algunas de las propuestas y medidas del primer paquete que ha presentado el gobierno español tras acordar con Bruselas que vamos a reducir un 7% del consumo energético en nuestro país.
Si todas las viviendas fueran eficientes y activas gracias a las energías renovables como la Casa Geosolar® de Carbono Positivo o la Casa Desenchufada de Grupo Index, este compromiso de reducir un 7% sería superado rápidamente sin tener que implantar medidas como las anunciadas, que no satisfacen a todos los implicados.
La dependencia de Europa al gas ruso tiene la culpa de haberse iniciado un tsunami de medidas, soluciones, alternativas y nuevas opciones para ‘desengancharnos’. El 80% de la energía que se gasta en una vivienda es para calentarla en invierno y enfriarla en verano. El clima es determinante en un porcentaje completamente insostenible. Sólo para calefacción en España ya se invierte el 60% de la energía consumida en toda la casa. Evidentemente en otras latitudes europeas la calefacción es más importante aún.
El aire acondicionado y la calefacción son prescindibles, es la moraleja que debemos extraer de la revisión energética a la que la guerra de Rusia nos está abocando. Si en Japón los edificios se construyen pensando en el alto riesgo sísmico, en adelante, el cambio climático nos debe marcar la manera de construir edificios y viviendas.
No bajar el aire acondicionado de 27 grados ni poner la calefacción por encima de 19 en todos los teatros, cines, estaciones de transporte de viajeros, entre otros. O disponer de sistemas de cerrado automático de puertas en los locales climatizados, y que las calderas e instalaciones térmicas sean revisadas para optimizar su consumo y evitar que un mal mantenimiento derive en un gasto mayor.
Todo para evitar que en España suframos ‘racionamiento’ de la energía, una situación que se ve más factible en el norte de Europa, y que desde la posguerra de la Segunda Guerra Mundial no se producía.
Los dirigentes políticos llevan muchos meses pidiéndonos responsabilidad energética en los consumos domésticos, es más, ahora también ven una solución en el teletrabajo para evitar los consumos en los desplazamientos. Los gobiernos se están volcando totalmente en esta búsqueda de medidas, como ejemplo, solo en incrementar la eficiencia energética y fomentar la electrificación de la economía se han destinado ya 350 millones de euros en ayudas.
Ahorrar es difícil en muchas situaciones, por eso, muchos detractores de este tipo de medidas lo que defienden es fomentar la producción de energías limpias. Producir energía gracias a todas las fuentes renovables que tenemos a nuestro alcance en la actualidad, ya que sus sistemas se han optimizado y cada día son más económicos, más rentables y más competitivos.
